¡Hola! para hoy elegí compartir una de las historias que suelo utilizar como recurso a la hora de tomar decisiones y planificar sobre nuestra vida. Espero la disfruten y los inspire …

Imaginemos un camino. Puede ser de arena, pequeñas piedras, pasto o portland… cada uno imagine el suyo. Quizás en los laterales haya diversas flores, árboles, tierra, casas o edificios. ¿Qué sonidos escuchas por allí? Puede ser que alguien te acompañe, pero recuerda que es solo tu camino. Si hay personas allí, ellas solo te acompañan, pero eres tú quien decide por dónde transitar. También observa qué sientes al transitar este camino. Súmale cada elemento o sensación que desees… montañas, valles, lagos, incluso selvas o ciudades completas.

Este camino es tu historia, tu vida, hasta hoy.

Hoy, aquí y ahora, tu camino se termina.

Y aunque ves a lo lejos caminos para continuar andando, no tardas en darte cuenta de que solo un puente te permitirá retomar tu marcha.

Justo ahí detente, observa.

¿Qué recursos interiores, personas y experiencias han formado parte de este camino?

Pero, ¡cuidado! No es cuestión de hundirte en pozos de lodo, de los que tanto te costo salir, o en pozos llenos de dolor que no puedes cambiar. Solo podemos aprender de ellos. Tampoco se trata de buscar culpables indefinidamente, ya que eso te llenara de sufrimiento y sentimientos de odio y rencor que te mantendrán preso en ese pozo por el resto de tu vida.

Abro un pequeño paréntesis en esta historia para traer algo que no puedo dejar de mencionar: el regalo del perdón. Perdón a uno mismo o perdón a otros que han sido parte de tu camino. Probablemente algún día te darás cuenta de que así tenía que ser… Lo retomamos en otro momento sólo recuerda: si tus manos están llenas, no podrás tomar nada más. Vaciarlas y elegir con qué llenarlas depende de ti.

Volviendo al camino… tomas los recursos y experiencias para aprender lo que ellos vinieron a mostrarte y con ellos construirás un puente. Pero, ¿hacia cuál de los caminos?

Es en este momento cuando muchos nos abrumamos, e incluso nuestros pensamientos pueden jugarnos una mala pasada.

A veces construimos demasiados puentes, o construimos un puente creyendo que conocemos cada uno de los detalles del camino que apenas vemos a lo lejos.

Nos inundan pensamientos generalmente catastróficos, de hechos que no sabemos si van a ocurrir, construimos miles de caminos paralelos o incluso miles de otros caminos aledaños posibles.

¿No te parece agotador solo de imaginarlo? La invitación es tomar los recursos que tienes y evaluar qué otros talentos o intereses podrías tener y no te habías dado cuenta.

Elige un camino. No voy a decirte que no tendrá valles, pozos o sonidos ensordecedores, o momentos en los que tendrás que construir nuevos puentes. Lo que sí puedo asegurarte es que tendrás un camino con un propósito. Te invito a pensar en grande y a pensar no solo en tu bienestar, ya que creo que cuando pensamos en el bienestar de muchos, el propio viene por añadidura.

Concéntrate en decidir cómo, para qué y dónde construir ese puente, un bloque o varilla a la vez. Recorre tu camino de manera consciente y con una actitud resiliente, empática, responsable y comprometida.

Con mucho cariño,

Daniela Pérez